Y nosotros al igual que la conjetura de Goldbach, eramos uno de los problemas abiertos más antiguos, un misterio que buscaba una solución pero esta se escondía para que no la encontrásemos. Eramos un problema difícil con un enunciado inentendible. Y es que en nuestro caso los dos, nosotros, eramos como dos números primos, solitarios y separados de todos los demás y que al sumarnos dábamos un número par. Pero ni el más listo de los matemáticos a conseguido dar con la fórmula para sumar nuestros cuerpos.
Muy bonito! :)
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