No hay nunca un porqué para un
recuerdo; llega de repente así, sin pedir permiso. Y nunca sabes cuando se
marchará. Lo único que sabes es que lamentablemente
volverá. Aunque por lo general son instantes. Y ahora sé como hacerlo. Basta con
no detenerse demasiado. En cuanto llega el recuerdo, hay que
alejarse rápidamente, hacerlo enseguida, sin miramientos, sin concesiones, sin enfocarlo, sin jugar con él.
Sin hacerse daño. Así, mucho mejor... Ahora ya ha pasado.
Tengo ganas de ti
Federico Mociia
No hay comentarios:
Publicar un comentario