Aquel que tenía forma de gato.

Izzy recogió su esparcida ropa y se la puso encima, se sentía triste, humillada, engañada. Se sentía sucia, ella misma se daba asco. Entró al cuarto de baño y se volvió a desvestir como horas antes lo había echo, pero esta vez con nadie delante, estaba sola y así era como se sentía.
Miró el reloj que había en el cuarto de baño, las diez y media, ya llegaba muy tarde a clase y aparte no le apetecía para nada encontrarse con todo aquello. Se metió bajo el plato de la ducha y dejó que el agua le resbalara y le acariciara como lo había echo antes aquel extraño. Se agachó y puso el tapón para que el agua no se escapara y allí se quedó, sentada, con los brazos abrazando sus piernas y dejando que el agua le llegara a la nariz para así no poder respirar.
El vapor se quedaba agarrado a las baldosas oscuras del baño y Izzy pasaba su dedo por ellas dibujando un nombre, Ethan. El agua ya le llegaba por su pecho y Izzy tranquila y dulcemente cerró el grifo. Volvió a mirar por última vez el reloj que su madre le había regalado por su cumpleaños, aquel que tenía forma de gato y de su mejilla salió su última lágrima. Lentamente Izzy se fue sumergiendo en aquella bañera, soltó todo su aire y las burbujas salieron rápidamente de su boca.
¿Cómo la podían haber engañado así?


1 comentario:

  1. Hay cosas que no tienen explicación, simplemente pasan. Izzy tendrá que aprender a vivir con eso.
    Un saludo y pásate si quieres.

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